1. En cierta ocasión, cuenta la leyenda, una famosa y bella reina del África recibió como invitado a un funcionario mandarín. Le ofrecieron bananas y éste las comió con cáscara. La reina, quizá de manera algo condescendiente, tomó una banana y la peló delicadamente para enseñarle como se ingería esta deliciosa fruta. El chino, atrapado en su propia cretinez, redobló la apuesta, cogió otra, la volvió a comer con su cáscara y masculló: ─ Así saben mejor. El visitante chino, según esta leyenda, fue bastante cretino, pero fue un cretino inteligente. A la primera estupidez le sumo otra, ésta tapó la primera. La repetición anuló la vergüenza, es decir, el aguijón punzante de la primera estupidez. ¿A Maduro le faltó la inteligencia que demostró el chino en África o bien esperó el auxilio de sus amigos?