Hasta donde sé, Ustedes me corregirán, no hay un protocolo para echar un dictador. Utilizo protocolo como término amplio que incluye: manual, buenas prácticas, consejos útiles, etc.; y escogí la palabra “echar” porque a un dictador se lo corre, más no se lo destituye. Se destituye aquello que legal y legítimamente se instituye. El problema con Venezuela es que muchos actores internos, como así también internacionales, no están dispuestos a admitir, por los intereses que fuere, que Maduro es un dictador. Frente a esta situación se abren, al menos, dos situaciones y un falso interludio.