Muchos politólogos creen que entre un sistema sólido de partidos y mayor participación (entendida como candidatos extrapartidarios, ciudadanos, independientes, en definitiva miradas frescas y no contaminadas por la férrea lógica partidista) hay que optar por dos cuernos valiosos de un dilema: por un lado, si el sistema de partidos es sólido éstos son el primer filtro que depura candidatos, construyendo un sendero de profesionalización política sólida y responsable; por otro, la apertura a candidatos extrapartidarios incrementa la participación horizontal, aunque se prepare, como muchos sostienen, un terreno fértil para la demagogia. Los ciudadanos eligen junto a sus políticos entre los cuernos del dilema, sin embargo, nada nos lleva a pensar que un Vicegobernador elegido y en funciones no tenga que renunciar a su cargo para hacer campaña en las elecciones de medio término del Congreso Nacional, y ya electo Diputado de la Nación Argentina pasaron varios meses hasta que el Estado provincial dijera e hiciera algo al respecto. Los ciudadanos de esa provincia deben de haber pensado (¡y con razón!) que este político era Diputado Nacional al tiempo que presidía la Legislatura Provincial. Actualmente, siendo Diputado Nacional ha manifestado querer ser intendente de la capital provincial. Con el corazón en la mano, dígame: ¿Usted no quisiera un trabajo con ese tipo de incentivos? Si lo consigue y el dueño de la empresa no es un familiar suyo que lo ama por sobre todas las cosas, por favor, escríbame, deseoso me gustaría saber quién es esa generosa persona que le permite hacer todo eso. Pero mientras consigue esos beneficios, no se olvide que tanto Usted como yo somos esos generosos altruistas que financiamos a ese múltiple candidato que viaja en esa especie de limbo temporal de atribuciones y responsabilidades.